Se dice que las mujeres y los hombres son de dos planetas diferentes en lo que respecta a la comunicación, pero ¿cómo pueden superar los obstáculos de la prehistoria cuando uno de ellos simplemente no tiene la capacidad de comprender el lenguaje?
Ehd es un cavernícola que vive por su cuenta en un duro desierto. Es fuerte e inteligente, pero está completamente solo. Cuando encuentra a una joven y hermosa mujer en su trampa, es obvio para él que está destinada a ser su compañera. No sabe de dónde viene, lleva una ropa bastante extraña y hace muchos ruidos con la boca que le dan dolor de cabeza. Aun así, está decidido a cumplir su propósito en la vida: mantenerla, protegerla y ponerle un bebé.
Elizabeth no sabe dónde está ni cómo ha llegado hasta allí. Está confundida y angustiada por su situación, y hay un hombre de las cavernas que la lleva de vuelta a su casa-cueva. No está interesada en absoluto en los primitivos avances de Ehd, y parece que no puede conseguir que él la escuche. No importa lo que intente, conseguir que su punto de vista llegue a este primitivo pero hermoso hombre es una lucha constante, y a menudo hilarante.
Sin más compañía que la del otro, deben confiar el uno en el otro para luchar contra los peligros de la naturaleza y prepararse para los meses de invierno. Mientras luchan por coexistir, la suya se convierte en una historia de amor que trasciende el lenguaje y el tiempo.
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Érase una vez te enamoraste de un cavernícola.
Sus necesidades eran básicas, sus ambiciones primarias, su amor feroz.
Ahora, vuelve a enamorarte de Ehd... a través de los ojos de Beh.
