#1
Doce hombres. Una reina virgen. Un matrimonio concertado.
La primera vez que conocí a los chicos de la Hermandad del Zodiaco, me vi obligada a arrodillarme para la presentación. Todavía afligida por la muerte de mis padres, era una reina infantil, un peón en la agenda de mi tío para obtener riqueza y ganancias. Como mi tutor, tenía la autoridad para concertar un matrimonio cuando cumpliera dieciocho años.
Esa reunión tuvo lugar hace seis años.
Ahora esos chicos son unos hombres poderosos.
Doce tipos muy varoniles que quieren poseerme.
Y debo pasar un mes con cada uno.
Doblegándome y cediendo a sus deseos y órdenes.
Deshaciéndome en pedazos sobre mi inocencia mientras mi virtud permanezca intacta.
Porque ellos quieren una reina virgen después de que el último mes concluya, y mi tío planea subastarme al mejor postor.
#2
Doce hombres. Una reina virgen. Un matrimonio concertado.
Doce diamantes.
Ese es el número de piedras preciosas en mi corona.
Y cuando rompo una de las estrictas reglas de Heath Bordeaux, pierdo uno.
Ganarlo de nuevo conlleva dolor y degradación.
Nadie puede salvarme de su reinado.
Ni siquiera Liam Castle.
#3
Doce hombres. Una reina virgen. Un matrimonio concertado.
Tres hombres.
Demasiadas traiciones.
Una multitud de secretos.
Me rodean como las paredes de esta torre.
Porque Landon Astor no es quien yo creía. Mi historia se entrelaza con la suya en formas que no quiero creer que sean ciertas. Y hablando de historias... el pasado de Sebastian se pavonea luciendo un par de tacones de aguja y una actitud a la altura del ego del león.
Pero descubrir la verdad sobre Liam es el golpe más duro. Él era mi refugio en esta locura, el único hombre en el que creía que podía confiar.
Ahora estoy cayendo sin nadie que me atrape.
#4
Doce hombres. Una reina virgen. Un matrimonio concertado.
Tres cucharaditas.
Dos hombres.
Una elección.
Eso es lo que me espera en la Casa de Cáncer. El regalo de Vance Morgan es inesperado: una noche con cualquier miembro de la Hermandad que yo elija.
Mi corazón me da dos opciones.
Mi cuerpo quiere al león.
Pero mi mente quiere la verdad.
¿Y esas tres cucharaditas que mencioné? Contienen un elixir que disminuye las inhibiciones. Con mi juicio comprometido, se cometerán errores.
Espero que uno de ellos no sea confiar en el hombre equivocado
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