#1
Kor:
Como Alfa de la Primera Guerra, lo único que había conocido era la batalla.
Capturado, atado e incapaz de ver, no era el tipo de alfa que se rinde sin luchar.
Escapar resultó ser la parte fácil, pero hacer frente a todo lo demás amenazaba con hacerme caer de rodillas. Saber que mis heridas eran permanentes me hizo cuestionar mis habilidades como Alfa, pero cuando mi Lobo quiso vincularse con el humano que había sido traído junto a mí, empecé a cuestionar mi cordura. No importaba que no tuviera tiempo para una compañera, no había forma de que la resistencia siguiera a un Alfa ciego con una humana como su enlace. Sin embargo, no tenían muchas opciones. Cada día desaparecían más de los nuestros, y empezaba a parecer que la corrupción llegaba hasta la cima.
Misha:
Nunca creí que la locura de mi padre se volvería un día contra mí.
Preso en un laboratorio genético, el rescate llegó de la mano de un Lobo, y la promesa de que podrían averiguar qué tipo de experimentos estaba haciendo mi padre conmigo. El dolor era abrumador, y no fue hasta que vi unos ojos anaranjados brillantes en el espejo que me di cuenta de lo que estaba pasando. Me habían convertido. Era una abominación, y era poco probable que sobreviviera.
Y podría haber dado la bienvenida a la muerte si no hubiera sido por el Alfa ciego cuya alma envolvía la mía. Cuando sus labios me llamaron suyo, supe que tenía que luchar. Se avecinaba una guerra, y la desconfianza se extendía por todas partes, pero sabía que si alguien podía proteger a su pueblo y acabar con el sufrimiento de humanos y lobos, era aquel que me llamaba compañera.
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